Improvisar es atreverse, avanzar, desarrollar confianza en sí mismo así como también en el grupo de trabajo, sabiendo presentar una información de manera precisa, sencilla y clara.
Improvisar es saber reaccionar al instante, teniendo en cuenta tanto las informaciones transmitidas por el interlocutor como su propia situación.
Por eso exige una capacidad de adaptación frente a situaciones y reacciones inesperadas, extremas: de aquí la importancia de la adquisición por parte del empleado de una capacidad de reacción y de flexibilidad frente a un cliente o un colaborador.
La Cohesión de Equipo: trabajando la aceptación de la diferencia, el descubrimiento de los otros y el entendimiento de otras dinámicas de pensamiento. Apoyándonos en la energía/fuerza grupal.
Desarrollo y mejora de la escucha.
La Espontaneidad: trabajo sobre el dominio del cambio y la gestión de lo inesperado, sobre la capacidad de exposición (frente a los otros y frente a sí mismo) y la capacidad de anticipación (estar despierto para reaccionar instantáneamente al cambio). Privilegiar la espontaneidad.
Dominar y privilegiar las emociones.
En conclusión, la improvisación permite desarrollar capacidades que enriquecerán a su empresa y a sus colaboradores.
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