Para posicionar a la industria confeccionista y a sus actividades conexas dentro del
que hacer económico es necesario analizar un conjunto de características, que dan a este sector un perfil singular respecto a otras industrias.
Hasta hace unos años, la confección era tomada como una actividad que sólo abarcaba desde el corte de la tela hasta el armado de la prenda.
En los últimos 10 años el proceso de
producción se ha transformado en un sistema más sofisticado y complejo.
La confección sigue siendo una actividad de baja inversión y ello la hace accesible y flexible a los diferentes embates económicos.
Esto, sumado a que los productos que fabrica son en su mayoría bienes de
consumo –existiendo también aquellas prendas que satisfacen la demanda intermedia de los sectores manufactureros, servicios y comercio–, ha determinado una distribución geográfica atomizada, contribuyendo de esta manera al valor agregado industrial regional.
Desde el punto de vista del volumen de los negocios, la indumentaria ha mostrado un giro en su afán por conquistar los diferentes segmentos del mercado.
Ha sido la industria de la indumentaria la que ha tomado la delantera en los nuevos canales de comercialización como shoppings, outlets y venta directa de fábrica, entre otros;
mostrando también un importante crecimiento en los supermercados.
Ha sido también este sector quién ha impulsado la aparición de actividades conexas como la de diseñadores de moda, la investigación química para la obtención de nuevos colores y el tratamiento de los tejidos, incentivando la creación de nuevos diseños y texturas, entre otras muchas acciones.
Con relación al medio ambiente, la producción de prendas es una actividad que no produce daños, no genera ruidos molestos, no es insalubre ni peligrosa y no produce contaminantes (gases, efluentes, sustancias tóxicas).
Los desechos son reciclables en otras industrias, no requiere grandes espacios horizontales ni infraestructura especial que pueda afectar la imagen urbana y no provoca alteraciones en el suministro de servicios comunitarios.
Puede decirse que la relevancia de la industria de la indumentaria es
inobjetable desde cualquiera de los puntos de vista que se la tome.
Sus características, fortalezas y debilidades muestran también claramente su potencialidad y sensibilidad frente a las coyunturas económicas.
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