EL mundo se mueve a través del crédito. Desde las personas hasta naciones enteras necesitan del crédito para poder crecer, tanto personal como economicamente. En este sentido, un crédito es una forma de apalancamiento de la economía necesario para el crecimiento de las familias y de un país.
En este camino, el crédito por excelencia en las familias es el crédito para la compra de la vivienda propia: las hipotecas. Un crédito hipotecario cuenta con muchos beneficios que exceden lo estrictamente economico, y por ello, es uno de los productos bancarios con alto sentido social.
Según podemos leer en un informe del Equipo de trabajo Unión de créditos inmobiliarios, la ventajas que nos acerca un crédito hipotecario son muchas, como por ejemplo:
- Posibilidad de conseguir la vivienda propia en poco tiempo: una vez que se aprueba el crédito hipotecario, podremos tener nuestra propia casa en cuestion de días o semanas. De lo contrario, si tenemos que esperar a ahorrar el dinero para comprar la casa, pueden pasar años y hasta décadas.
- Las familias pueden destinar el dinero que se utiliza para el arriendo o alquiler de su actual casa al pago de la cuota del crédito hipotecario, por lo que se reemplaza gasto o pérdida por inversión o ganancia de patrimonio.
- Los intereses de los créditos hipotecarios son deducibles del Impuesto a las Ganancias, hasta un tope de $20.000.-. Esto nos ayuda a bajar la presión impositiva y nos permite, prácticamente, solo abonar el capital neto de la cuota de la hipoteca.
- En algunos países, se ofrecen subsidios para la compra de la primera vivienda, que se ve reflejado en una baja en la tasa de interés o periodos de gracia para el pago de las cuotas.
Cabe destacar que los créditos hipotecarios cuentan con una garantía real, que no es otra cosa que la propiedad, que queda hipotecada hasta el pago del crédito y sin poder disponer del 100% de la titularidad de la misma. Por esta misma razón, las tasas de interés de este tipo de créditos es mucho más baja que cualquier otro producto de financiación, al igual que los plazos de amortización, que se pueden extender hasta los 30 años.
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